En Madrid, cuando hacía la compra, y quería ahorrar un poco, había ciertos lujos de los que tenía que prescindir: la nocilla, las bolsas de plástico con cierre hermético, el gel de ducha de marca no-blanca, bollitos, patatas... en fin, esas cosas ricas que a todos nos encantan y que te llenan la cesta a rebosar.
Pero entre esos productos "de lujo" nunca estaba el jamón de york... ¿Por qué? Pues porque el jamón de york, en España, es relativamente barato. No sé cuanto cuesta, pero no creo que sea muy caro y además, en el paquete no está escrito en número de lonchas que hay dentro. En París, el jamón de york se vende así, por lonchas, como si lo fueras a contar. Y, ¿sabéis ese jamón que hay en los supermercados españoles cortado en lonchas finitas y cuyo envase contiene miles de lonchas? ¡Pues aquí no existe! Una amiga que vive también en París me contó que una vez fue a la charcutería y escuchó como la mujer de delante pedía 4 lonchas de jamón... ¿¡¿pero eso qué es?!? Echo de menos mi jamón de york a granel.
Otro gran misterio de los supermercados parisinos son los geles de ducha. En todos los supers de barrio, tipo Franprix, Monop' o ED (el Día de toda la vida) se encuentran fácilmente diferentes tipos de jabones líquidos con olores y sabores bastante curiosos (caramelo, coco, mango, frutas del bosque...), normalmente de las marcas tahiti o Palmolive.
El problema de estos geles es que los botes son minúsculos, ¡y se acaban enseguida! ¿Dónde está el bote de Sanex familiar de toda la vida? Ese que NO cuesta 3,99€? Dicen que en los supermercados grandes del extra radio los venden (¿será una leyenda urbana?) Pero en París intramuros, yo sólo lo he encontrado en una tienda... ¿adivináis cual?