Pepe se ha comprado un móvil nuevo de esos con tapita que hacen fotos. Yo me he copiado. Pero el suyo es de una compañía que es muy barata, pero que no tiene cobertura en ciertos sitios, como por ejemplo nuestra casa. Pues bien. El otro día, mientras veíamos el capítulo final de una serie (six feet under) recibió una llamada y tuvo que salir a hablar fuera de casa. No sé si alguna vez habeis estado enganchados a una serie, pero el capítulo final de una temporada suele ser cruzial.
En este caso, a los personajes de nuestra serie no le podía ir nada peor: al hermano gay le quitan la custodia de la sobrina de su novio, a la madre viuda le medio deja el novio ruso, la hija se pone a llorar en una entrevista para entrar en la universidad de sus sueños... y al hermano mayor le ingresan en un quirófano para operarle de un tumor cerebral, vamos, operación a vida o muerte, un día después de romper con su novia, con la que se iba a casar. Culebrón. Es el típico capítulo de comerte las uñas y además sabiendo que te vas a quedar con la intriga hasta que salga la siguiente temporada o te gastes 70 euros en ella, que es nuestro caso...
Pues estabamos en estas cuando Pepe sale a hablar. Pausamos la serie y yo aprovecho para darle un par de vueltas a la olla, porque estaba haciéndose la comida. Si si, ya cocinamos y además no sabeis que bien. Hacemos hasta guisos. Me pongo mi delantal flamenco (con lunares y volantes, muy español, regalo de mi abuela) y con la cuchara de madera en la mano me acerco a la puerta para llamar a Pepe. En ese momento entra una inesperada visita por la puerta....quién será? Marcelo!
Entre el stress de la serie y mi ya famoso pánico hacia los ratones no sé que hacer. Mi primera reacción es la de siempre. Meto un par de gritos y salgo de casa corriendo. Pepe me mira con cara de ¿Qué te pasa? mientras intenta continuar con su conversación. Me pongo a saltar porque me imagino que viene por detrás y se me sube por la pierna. Pasa un vecino y me ve. Y alucina un poco claro, porque ver a una flamenca con cuchara de palo y dando saltos no es muy común en nuestra comunidad. Bonjour, le digo. Ni me contesta.
Cuando Pepe termina me mira:
Pepe: ¿Pero qué te pasa?
Marta: Pepe, que ha entrado un ratón en casa y creo que era marcelo
Pepe: ¿Qué dices? Pero ¿seguro que lo has visto?
Marta; Joder, que sí que lo he visto, ha entrado andando, tan pancho además, como si fuera su casa (en parte lo es).
Pepe: Joder, mierda!
Si os digo la verdad no se si estabamos cabreados porque marcelo hubiera entrado o porque nos hubiera jodido el momento del último capítulo. Por mi cabeza sólo pasaba: ¿podremos pasar del ratón y ver la serie tranquilos? ¿Podrá un pequeño roedor conseguir fastidiarnos la tarde? No sé muy bien cual fue la razón, pero nos armamos de valor.
"Vamos a sacarlo de casa"
La batalla final comienza.
Pepe: Bueno, por donde se ha ido?
Marta: Se ha metido debajo del sillon
Pepe: Vale, pues hay que moverlo
Nos quedamos parados los 2. Nos miramos.
Marta: Muévelo tu, por favor!
Pepe: Joder Marta, eres la hostia.
Marta: Es que me da mucho asco...(doy un par de saltos)
Pepe se acerca y mueve el sillón. Yo sigo saltando. ¿Dónde está?. Lo vemos en la esquinita. El pobre estaba temblando, hecho una bolita. Me dio pena y todo. Después de la tierna imagen descartamos el asesinato. "Venga, no te matamos pero sal. Venga vete. Colabora". Se va corriendo, pero debajo del armario."Noooo! Por ahi no!!!"
Se vuelve a meter debajo del sillón. Movemos todos los muebles y ponemos el sillón apoyado en la pared. Ni rastro. Mierda, ahora no vamos a saber si se ha ido. Esto es peor que verlo. Despues de 5 minutos esperando dedicimos que tiene que estar en la esquina, detrás de la puerta. Hay un bolso y es probable que se haya escondido detrás. Esta ahí seguro.
En ese momento cojo mi cámara para retratar el momento, pero Pepe se enfada un poco y la dejo...
"Muévelo tú Marta, que yo he movido todos los muebles y tu no has hecho nada". No hay escapatoria. Ni para mi, ni para marcelo. Me acerco, levanto el bolso y sale marcelín, acojonado. Intenta trepar por la pared, desubro aliviada que no puede. Como es tan pequeñito se espachurra un poco y sale por debajo de la puerta. Por fin! y que rápido ha sido todo!
Nos sentimos muy orgullosos de haberlo echado sin tener que aplastarle con la fregona. Creemos que le hemos asustado y que no volverá. Colocamos rápidamente los muebles y volvemos a poner nuestra serie para ver el desenlace.
Desde entonces hay una nueva regla en casa. Cuando se sale a hablar por el móvil se cierra la puerta.
A veces pienso en marcelo y ya no me da tanto miedo. Le estoy cogiendo cariño, quien lo iba a decir.
jeudi, octobre 20, 2005
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4 commentaires:
A mi me da q Marcelo no esta solo... q hay una sra Marcela y algun q otro Marcelino. Creo q definitivamente ese gato del q me hablaste va a tener q ser vuestro compañero de piso antes de lo q pensabais.(-;
Por cierto soy Katia...
pues si el gato les sale como Misho van listos, uno más que se va a poner histerix cuando aparezca Marcelo.
Marta, que bueno, casi lloro de la risa y encima, como estoy en el curro haciendo que trabajo, me tenía que aguantar... Me sentía como Fernanda en su comunión :D
ANTONIO A ACCEDIDO A TENER UN GATITO EN CASA!! QUE CONTENTA ESTOY, VOY A ADIESTRARLE MUY BIEN PARA QUE CAZE RATONES... SI QUIERES TE LO PRESTO... DILE A CASIMIRO QUE ME PASE LA RECETA DE LOS PENNES.
BESITOS
BEA BATI
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